Por
Arturo Martínez Paredes
El neoliberalismo tiene en común con el
comunismo una característica curiosa, pueden ser utilizados para argumentar
casi cualquier cosa, ser usados como insultos, y para englobar los males del
mundo, sin completamente saber de qué se trata. El neoliberalismo es referido
por muchos, para hacer alusión a algo cercano al libre comercio o a un gobierno
de derecha, no es necesariamente incorrecto, sin embargo, ante un concepto tan
referido y polémico es necesario precisar más.
El neoliberalismo debe entenderse no como un
modelo económico, ni como un periodo histórico, se trata de una tendencia
política, es una cuestión meramente ideológica e institucional. El
neoliberalismo a pesar de sobresalir a partir de los años ochenta del siglo XX,
como corriente política se puede rastrear a casi un siglo de distancia, (Escalante,
2015, pág. 17)
en México, por lo menos en los años cuarenta (Romero Sotelo, 2016, pág. 9) .
Los postulados del neoliberalismo no
significan ni la supresión del gobierno, ni la marginación de la clase
trabajadora. En realidad dentro del ideario neoliberal es fundamental la
presencia del estado en la economía, aunque no con los mismos fines, no se
trata de un perverso ideario para generar desigualdad, se entiende la
desigualdad como una cuestión natural, se trata más bien de una propuesta
individualista, enfocada al empresario, y a la voluntad de crecimiento y expansión,
en condiciones competitivas.
El neoliberalismo llega como respuesta
ideológica a la crisis que enfrentaron las políticas keynesianas desde mediados
de la década de los años sesenta, con la política de Great Society del
presidente Johnson como gran expansión fiscal, conjuntamente la entrada de EE.
UU. a la guerra de Vietnam, poco después la caída del patrón oro dólar a partir
de una decisión unilateral con un anuncio del presidente Nixon, durante los
años setenta, el aumento de los precios del petróleo, el incremento de las
tasas inflacionarias, la acumulación de deuda por parte de países periféricos,
la corrupción de las instituciones y en general el agotamiento del modelo en el
mundo culminaron con el choque Volker, que aumentó de golpe las tasas de
interés del mundo generando crisis de deuda que padecieron una gran cantidad de
países endeudados.
Desde un sentido más amplio se puede entender
al proceso económico a partir de los años setenta del siglo XX como una nueva
etapa del capitalismo, el neoliberalismo es sólo la cara ideológica en cuanto a
política e instituciones, no como la base económica, esta se reorganizó a
partir del desarrollo de la tecnología, en especial la informática, en conjunto
con una desarticulación de los procesos productivos del norte al sur.
En el año de la caída del muro de 1989, John
Williamson patentó la común expresión para referirse al neoliberalismo, en su
aplicación institucional: Consenso de Washington, se refería a la opinión
consensuada de la mayor parte de los economistas de cuatro organismos de
importancia económica mundial que tienen su sede en Washington: el departamento
del tesoro, la reserva federal (Fed), el Fondo Monetario Internacional (FMI), y
el Banco Mundial (BM), de esta opinión consensuada por parte de estas
autoridades Williamson condensó una serie de puntos de recomendación, una
receta para países en esta nueva etapa. Entre los puntos destacan: disciplina
presupuestaria, apertura comercial, liberalización de la inversión directa
extranjera, privatización de empresas públicas, etcétera.
Los países a partir de los años ochenta con
algunas pocas excepciones, adoptaron las recomendaciones del consenso más por
obligación a partir de las crisis que por verdadera convicción en muchos casos.
Desde entonces el neoliberalismo ha llevado
al mundo a un saldo agridulce, hay ventajas sustanciales a partir de las
aperturas comerciales, que en buena medida han favorecido a las personas de
menos ingresos, a pesar de esto, el mundo occidental no crece sustancialmente,
la promesa de prosperidad no resultó ser tan exitosa incluso para países
desarrollados, las recomendaciones han generado poco crecimiento económico,
desigualdad, destrucción de empleos, pobreza y bajas perspectivas de
escalamiento para la mayoría. El auge de Trump en EE. UU. y de otros líderes
populistas en Europa son un ejemplo del descontento en países desarrollados.
El presidente mexicano Andrés Manuel López
Obrador en una de sus célebres conferencias mañaneras anunció el fin de la
política neoliberal, se habló de la abolición del modelo neoliberal, y la
entrada del pos-neoliberalismo. Sin duda los esfuerzos anteriores para salir de
una lógica neoliberal han sido complicados, el capitalismo contemporáneo exige
soluciones.
Referencias:
Bustelo,
P. (2003). Desarrollo económico: del Consenso al Post-Consenso de Washington
y más allá. En Estudios de historia y de pensamiento económico (Homenaje
al profesor F. Bustelo. Madrid: Editorial Complutense.
Escalante,
F. (2015). En F. Escalante, Historia mínima del neoliberalismo (pág.
127). México: El Colegio de México.
Romero
Sotelo, M. E. (2016). En M. E. Romero Sotelo, Los orígenes del
neoliberalismo en México (pág. 9). México: FCE.
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